Cuando por fin cargué el celular de mi vieja
y escuché los mensajes que le había dejado su amante
me sentí extraña.
Él le decía algo como "Hola, cómo estás? Hoy no voy a poder ir porque sigo engripado"
y yo pensaba en mi vieja, que según la limpiadora, había estado sin comer durante 5 días porque no tenía fuerzas para levantarse de la cama y vivía sola en esta casa donde yo vivo sola ahora.
Había otro mensaje que decía "Hola, Inés? Atendeme, estoy abajo".
Después, había como 3 o 4 mensajes más donde solo se escuchaba el ruido del viento. Solo eso, viento sonando.
El diálogo iniciado llegando a diferente destinatario. Me sentí intrusa me sentí, ante el absurdo, divertida me sentí asustada, medium, loca, rabiosa, ausente dimensión paralela me sentí, sobre todo, vencedora y culpa, claro, para no quedar tan mal cuando lo recordara.
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