Sólo el 4% de la población mundial somos mujeres zurdas. Mi madre también era zurda. O es, todavía (no murió, creo). Ya van para ocho años desde la última vez que la ví (ocho o siete o nueve, ya ni sé).
Creo que en el fondo, detrás de la hermosa máscara del olvido y la aceptación, no le he perdonado los horrores cometidos porque nunca vi un atisbo de nobleza en su ser; solo un enredijo de mezquindad, rencor, violencia e hipocresía. Gracias a ella, descubrí que hasta quienes se suponen más cercanos pueden traicionarte y cagarse en vos.
Lo que no te mata te fortalece, dicen. Mentira. Me siento igual de débil e insegura que siempre, pero alerta; con el pelo erizado y los colmillos furiosos, dispuestos a atacar en cualquier instante.
Fantaseo con volver a verla para volver a ahorcarla, como aquellas veces en que esa era la única forma de hacer que parara de pegarme con lo que tuviera a mano. Ojalá tuviera la oportunidad de gritarle a la cara todo mi odio y desprecio (creo diálogos imaginarios y visualizo su cara, su boca abriéndose de a poco, sorprendida, incapaz de reaccionar). Ojalá pudiera hacerle sentir toda la angustia que he sentido, hundirla de culpa hasta el cuello, hacerla sufrir... Ojalá pudiera matarla.
Ignorandola te aseguraria q ya estas ahorcandola amiga. Igual, mirá para adelante, sin rencores bombon.
ResponderEliminarEs difícil no tener rencores cuando hay tantas cosas q afectan mi presente. Espero algún día dejar de pensar en todo eso.
ResponderEliminar